Si aún no lo sabías, Susana Díaz, presidenta no electa de la Junta de Andalucía, ha roto el pacto de manera unilateral e injustificada con Izquierda Unida, lo que ha llevado a la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 22 de marzo. Intereses personales que mueven a Susana Díaz y electorales al PSOE, y que tras una semana jugando a la intriga y a la confusión rompen el pacto, mirando más hacia Madrid que hacia los andaluces y andaluzas.
Estamos ante un fracaso directo de Susana Díaz como presidenta no electa de la Junta de Andalucía, ya que no ha sido capaz de llevar a cabo políticas de izquierdas. Le debe una explicación convincente al pueblo andaluz, de por qué paraliza el cumplimiento de las leyes, de lo anteproyectos que quedan pendientes, anteproyectos que hubieran supuesto un verdadero cambio para Andalucía.
El adelanto electoral es contra Izquierda Unida, porque no somos inestables, habíamos aprobado el presupuesto para 2015, lo que somos es molestos. El PSOE trata de evitar que Izquierda Unida tenga influencia en un gobierno como el de Andalucía y se lleven a cabo políticas como la banca pública, la renta básica, la ley que garantiza el suministro mínimo vital, la Ley de igualdad y contra la violencia de género, la Ley integral de agricultura, todas escritas desde abril de 2012.
Políticas de izquierdas como la rehabilitación como motor de recuperación del sector de la construcción, la función social de la vivienda, movilidad sostenible, eficiencia en la obra pública, rechazo a la estafa de la mal llamada la colaboración público privada, en resumen, hemos puesto freno a la especulación.
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El PSOE le da un balón de oxigeno a un PP que iba en caída libre tras las últimas elecciones autonómicas. Y la prueba es que a los cinco minutos de romper el paco de gobierno, Susana pacta con el PP el reparto de la Cámara de Cuentas y cambia a los miembros de la Diputación Permanente del Parlamento para garantizar su aforamiento y evitar así que se les juzgue por el caso de los ERE. Por cierto, conclusiones de la comisión del caso de los ERE ninguneadas por socialistas y populares.
El pacto solo tenía sentido si se llevaba a cabo, y el PSOE ha preferido torpedearlo a ponerse manos a la obra. Desde el principio hemos antepuesto la posibilidad de una política verdaderamente de izquierdas a la antipolítica de la ambición personal y el cálculo electoralista. El PSOE solo puede sacar pecho de lo que ha aportado IU a este gobierno, la pauta la hemos marcado desde Izquierda Unida y cuando hemos exigido continuar con el cumplimiento del Pacto e investigar la corrupción, Susana Díaz no ha aguantado el tipo. De hecho en los últimos días vemos como venden como propias las iniciativas que desde la izquierda hemos puesto en marcha en las consejerías que liderábamos.
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